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martes, 2 de octubre de 2012

La noche de anoche



"Todo lo que me gusta es ilegal, inmoral o engorda"

Aquel día, glorioso día, en el que asistí a esa pequeña fiesta entre amigos. Una exquisita cena, preparada por excelente gourmet que haría palidecer de envidia al más refinado aristócrata, la compañía del hombre de letras cuyas ocurrencias de afilada daga mantienen tanto al lector como al oyente atento, en vilo y por supuesto, irritado; lo cual después de preguntarme en varias ocasiones si eso era bueno o malo, he decidido (a modo personal por supuesto) que es bueno; ya que lo considero uno de los antídotos contra el conformismo, obligándote a usar la mente y a no perder el espíritu crítico.
La partida de póker dio entrada a la falta de prejuicios, la demostración del espíritu de la libertad. Cuando a mí querido amigo  debido a los infortunios de una mala partida se quedó con su desnudez integral como única posesión demostrándonos en que consiste realmente la dignidad, la libertad y la elegancia de saber estar.
Fue entonces cuando me di cuenta de cómo estaba cambiando la sociedad, mis amigos, yo misma. No era el desnudo lo que yo veía sino su canto a la libertad.
Ya no hablamos de libertad, los insumisos de ayer son  los sumisos de hoy. Poco a poco hemos ido viendo como aquellos “libertarios” iban asumiendo su papel de ciudadano medio caracterizado por su conformismo social. No creo que sea casualidad que en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, sea esa la definición de “burgués” que por arte de birli-birloque casualmente también comparte la definición con “vulgar”.
Cuando estamos inmersos en una rutina de silencios acomodados, cambiando libertad por seguridad vienen a perturbarnos las hordas de los insatisfechos ¿o eran insumisos? Me suena algo de indignados… sí, creo que es eso.
No pretendo ser negativa pero creo que ya no queda nada con qué comerciar ¿a cambio de qué van a comprar ahora los  gobiernos, nuestros derechos más básicos como la educación, la vivienda, la sanidad y  la jubilación digna?
Todo está preparado, las leyes son más restrictivas que hace 40 años y las migajas de libertad que puedan quedar son insignificantes. Vendimos las libertades por la seguridad y poco importa cuando escucho cosas  como “el banco de alimentos”. Siempre hay alguien qué dice “ya lo sabía yo…”
Será que somos seres primarios que sólo nos movilizamos si hay que competir por el reparto de los recursos.
(… y el gobierno felicita a la policía…)

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