Vi cruzar tus ojos
a través del frío cristal de mi ventana,
quedaron grabados en mi mente
como dos rojos luceros.
Ahora no puedo olvidarlos,
Me desesperan los anhelos,
Y por más que quiero
no puedo dejar de quererte.
Quisiera entregarte
Mi alma y mi cuerpo,
Quisiera darte cuanto soy y cuanto tengo,
Más no encarceles mis palabras,
Permitid que vuelen al viento,
Como el canto del pájaro,
Para deleite de sensibles oídos,
Que gusten de entenderme.
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