Llega el tiempo del estío
y recojo las miel de
tu vientre.
Hábil seductor de mis
emociones,
despiertas la fiera
en el volcán
de mi cuerpo.
Agua rauda y ardiente
que cautiva;
buceando en lo
insondable,
encuentras la perla
que resuena con tu
experta caricia
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