"Ahora que cada uno haga su propia reflexión y que vote a quién le dicte la conciencia, pero no os quedéis en casa o lo lamentaremos todos."
Me sonrío entre dientes, arqueo las cejas y surte en mi cara una mueca de ironía. Sé que ninguno de ellos cumplirá sus promesas puesto que no existe ninguna ley que obligue a los partidos políticos a cumplir con el programa electoral que les ha llevado a conseguir la victoria. No hay responsabilidad civil de los partidos, ni penal, ni de ningún tipo, se puede mentir en campaña con absoluta impunidad y no puedes hacer nada en cuatro años para resolverlo ni existe tutela judicial para pedir que se cumplan tales promesas electorales.
Y entonces piensas: ¿Para qué cojones voy a votar y a quién? Si voto al PP la cago, si voto al PSOE la cago igual. Y piensas si será útil votar a un partido minoritario. Quizá la CHA porque soy aragonés o quizá a Izquierda Plural por mostrar mi repulsa al bipartidismo. Es cuando te hundes en el mar de la duda y acabas enroscado en la cama sin ganas de ir a votar a nadie y poniendo partidos de fútbol sin parar o el canal Playboy para minimizar la ansiedad.
No soy quién para dar consejos a nadie, pero esta vez iré a votar. Iré a votar contra la barbarie de los caciques centralistas y fascistas del PP, iré a votar contra el bipartidismo y lo haré sin miedo a equivocarme puesto que por muy mal que lo haga el siguiente nunca será peor de lo que ya tenemos, y porque una victoria del PP en las urnas sería la sentencia de muerte a un país agonizante.
Ahora que cada uno haga su propia reflexión y que vote a quién le dicte la conciencia, pero no os quedéis en casa o lo lamentaremos todos.
José María Bayod
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