Lotería Primitiva

Leopoldo de Gregorio, Marques de Esquilache

Sorteo de la Primitiva

"el Marqués de Esquilache le brindó la notoria idea de un sorteo a Carlos III,  crear un sistema de apuestas con el fin de engordar las desgastadas arcas del Estado"

Siguiendo con el tema de la Diosa Fortuna y para todos sus fieles seguidores, que esperan algún día mecerse entre sus brazos de abundancia, allá en el Olimpo o en cualquier isla paradisíaca, comentaremos las bienaventuranzas de una de sus profetisas más amadas de entre sus creyentes: el sorteo de La Lotería Primitiva

La lotería primitiva, que a pesar de ser reinventada en 1985 por el gobierno de Felipe Gonzáles, su historia data nada menos que de 1763 durante el reinado de Carlos III, que apurado por la cantidad de obras realizadas en Madrid, con el fin de emular la envidiada Paris, buscaba medios de financiar toda aquella ampulosa y ambiciosa construcción.

 Así, su famoso asesor el Marqués de Esquilache le brindó la notoria idea al monarca, de crear un sistema de apuestas con el fin de engordar las desgastadas arcas del Estado, con un modelo muy parecido al de la lotería primitiva actual, lo que generó en su primer sorteo una recaudación de 187.500 reales, un pastón para la época, que repartió el 75% en premios, más generosos que ahora que sólo se reparte el 50%. Sin embargo, haciendo caso omiso a ese viejo proverbio que dice: “es de bien nacidos ser agradecidos”, el pobre Marqués tuvo que salir por patas de España, a causa del famoso motín, que tuvo como escusa la prohibición de vestir con capa para evitar que se escondieran armas bajo ella; pero siendo la verdadera razón del levantamiento, la situación de hambruna que se estaba generando entre las clases bajas, debido a la situación de crisis, les suena, generado por las malas cosechas en una sociedad marcada, por los todavía vigentes, sistemas feudales.

En esta convulsa situación hace ya un pico de años, debe ser por eso lo de primitiva, nació el rentable sistema de loterías del estado, que ha llegado hasta nuestros días, en los que seguimos en crisis, rodeados de obras públicas y con monarquía, aunque sea democrática la actual. Quizá por ello, las mismas clases medias y bajas de nuestra sociedad, cambiando los reales por euros, siguen rascándose el bolsillo a cambio de una ilusión, que en el 99´999999%, me dejo nueves por no aburrir, acaba en frustración.

Pero lo dicho, como la ilusión no tiene precio, allá cada cual se gaste sus reales en lo que quiera. De todas formas suerte.

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