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viernes, 17 de junio de 2011

Callé porque tenía muchas cosas qué decir.


Escrito por Mercedes Mañez Badía  (mayo 2011)


Yo crecí con nuestra recién inaugurada democracia. No pude votar porque era muy joven, aunque a pesar de mi juventud participé en todos los actos reivindicativos anteriores al “Gran Logro”.  Llevé panfletos atemorizada, en el interior de mi ropa, y corrí delante, poco antes, de los “grises”. Para mí fue el despertar a una nueva consciencia. Podía expresarme, podía hablar hasta cansarme, podía escuchar… podía ser libre. Soplaban aires de libertad y confié. Confié hasta quedarme muda; confié porque esperaba respuestas, confié porque esperaba…. Siempre había sido solidaria y comprometida y por supuesto me comprometí. Me comprometí con aquellas causas que salpican pero en las que todo el mundo dando limosnas se lavan las conciencias… y seguí  callando. Esperaba, continuaba paciente creyendo que en los que había depositado mi confianza reaccionarían. Corrupción y mentiras fueron mi regalo. Ahora soy capaz de levantar la cabeza y la mirada altiva ante tanta injusticia y podredumbre y alzo mi voz para decir qué estoy indignada.

Estoy indignada porque no soy un porcentaje ni formo parte de una estadística a favor de un partido político o de otro.

Estoy indignada porque no habéis sido capaces de reconocer el derecho al trabajo, ni de crear las condiciones adecuadas para mantener la dignidad del trabajo, ni del trabajador.

Estoy indignada porque habéis conseguido que la frase bíblica: “Vivirás con el sudor de tu frente” se haya hecho realidad, y todo trabajador se haya convertido en esclavo.

Estoy indignada con el reparto de presupuestos que hacéis anualmente, cuando grandes empresas presentan “ERES” habiendo tenido millones de euros de beneficios y tengamos que pagar sus expedientes todos los ciudadanos.

Estoy indignada porque les habéis otorgado a bancos y cajas el dinero, que correspondía a todo ciudadano, para que engorden sus patrimonios.

Estoy indignada porque apelando a la seguridad, habéis recortado nuestras libertades y nos habéis silenciado, creando un estado del miedo.

Estoy indignada cuando los representantes de la nación prevarican y se reparten las ganancias entre sus familiares. Han convertido Nuestra querida España, en su cortijo particular.

Estoy indignada porque aunque soy española, reconozco el derecho de todo ser humano a mejorar y desear una vida mejor para él y los suyos, y vosotros edificáis fronteras.

Estoy indignada porque gracias a vuestros recortes presupuestarios, yo me he quedado sin trabajo.

Yo soy una indignada, ¿pero cuánto tiempo pensáis que conseguiréis mantener callados a miles de indignados? 

Mercedes Mañez Badía  (mayo 2011)

2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Si el ilustre, romántico y comprometido Víctor Hugo hubiera nacido en nuestros días, probablemente sustituiría el título de su brillante novela "Los miserables" por el de "los indignados". Por el contradictorio, le costaría entender como un sistema democrático amparado en el liberalismo económico capitalista, ha llevado a la miseria a tantos ciudadanos, ahora indignados, cuando tales penurias eran más propias en los tiempos de los gobiernos totalitarios y las monarquías absolutistas.

    ¿Acaso no estaremos cayendo en la dictadura del capital, como preconizaba Marx, o en la destrucción de la sociedad de bienestar como percibe cualquier ciudadano indignado o no?

    ¿Debemos seguir pasivos sin manifestar nuestra desilusión por la caída de los valores de política social, para que subsista un sistema democrático bipartidista, donde da igual que tanto monten, monten tanto socialistas como populares, cuando las decisiones de política económica, social y todas las demás, incluidas educación, agricultura y cultura, las toman tanto en París como en Berlín?

    ¿Cómo creer en una democracia en la que votes a quien votes, quien nos represente volverá de Washington con el rabo entre las piernas, los presupuestos y las medidas sociales firmadas por el FMI?

    No. Ya basta de monsergas, ya basta de parabienes y buenas palabras, de tragar carros y carretas y de poner el culo a los intereses imperialistas de USA y su camarilla. Ha llegado el momento de la rebelión, de gritar en las calles, de volcar camiones con mercedes alemanes y de decir a los yankees que para jugar a las guerras se busquen a otros colegas. Es hora de sacar el dinero de los bancos y de meter los euros bajo el colchón que no nos cobra comisión. Es la hora de la desobediencia civil a las leyes injustas, de enarbolar blasones y de apilar barricadas en las aceras. Ha llegado el momento de tomar la Bastilla y el garrote, de expropiar y repartir los bienes, antes de que sin aviso pasemos de indignados a miserables.

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