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sábado, 2 de julio de 2011

LA CITA.




Aquella noche tenía una cita con Rocío. Presentada por unos amigos una noche de parranda veraniega, se quedó prendado de sus preciosos ojos negros,  de su larga melena morena, de su sinuosa figura, de sus largas piernas y de sus, como decirlo, sabrosos, redondeados y enormes pechos, que se desbordaban bajo su amplio escote. Creo que un mar de feromonas golpeo contra su seco dique, aquella noche cálida de luna llena.
Tras una protocolaria cita para tomar café y otra más personal para ir al cine, consiguió que aceptara una cena romántica en su casa. Dispuesto a no dejar escapar la oportunidad que se le brindaba, estuvo preparando el evento durante una semana, buscando entre libros y páginas web, que alimentos, bebidas y pócimas eran las más apropiadas para alcanzar el fin que anhelaba.
Decidió echar el resto y rascarse el bolsillo, dado que las recomendaciones culinarias indicaban como alimentos propicios para abrir el apetito sexual todo tipo de marisco y pescado, entre ellos, almejas, vieiras, gambas, langostinos, ostras, un bogavante y boquerones con mucho ajo. Todo ello, regado con un frío vino blanco y culminado con un postre con mucha canela y champán, francés por supuesto, que para eso es la tierra del amor, practicando incluso con el idioma, por si era preciso usar la lengua.
Pero a pesar del gran preparativo, las velas, la música suave e insinuante a media luz, una mesa perfectamente decorada con rosas y una indumentaria apropiadamente elegante a la par que informal, unida a su higiene personal, Phiero Premium  y la inclusión de una depilación integral que le hizo llorar como un niño, tenía la sensación de que debía ir más lejos. Recordando los ancestrales filtros de amor, pócimas, bebedizos y afrodisiacos usados en la antigüedad para que cualquier doncella quedara prendada del caballero que la amaba, encargo por Internet, ciertos ungüentos y sustancia afrodisiacas, que según el prospecto incrementaban el deseo de la mujer y aumentaban el disfrute sexual de forma exponencial, los cuales estaba dispuesto a mezclar con el vino y el champán durante la cena.
Seguro de su éxito esperó su llegada, que se produjo media hora más tarde de lo previsto, tiempo durante el cual estuvo, a punto de sufrir un ataque de ansiedad que trató de mitigar disfrutando de un copa de vino mientras dudaba entre Vimax y Vigrx plus ( el  Prosolution, no se lo había tomado por la mañana y era demasiado eventual como para pensar en Size Gain Plus). Estaba preciosa y muy, muy sexy, lo que le dejó sin palabras; las cuales no fueron precisas puesto que apenas traspasó la puerta se abalanzó sobre el, le desnudó, le tiró sobre la mesa y lo hicieron mientras se enfriaban las almejas y se calentaba el champán. Fue una noche de desenfreno y la elección de YongGang Viagra, un acierto. La cena se la tomamos al día siguiente para almorzar. 








                                                     


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