Aquella noche tenía una cita con
Rocío. Presentada por unos amigos una noche de parranda veraniega, se quedó prendado de sus preciosos ojos negros,
de su larga melena morena, de su sinuosa figura, de sus largas piernas y
de sus, como decirlo, sabrosos, redondeados y enormes pechos, que se
desbordaban bajo su amplio escote. Creo que un mar de feromonas golpeo contra
su seco dique, aquella noche cálida de luna llena.
Tras una protocolaria cita para
tomar café y otra más personal para ir al cine, consiguió que aceptara una cena
romántica en su casa. Dispuesto a no dejar escapar la oportunidad que se le
brindaba, estuvo preparando el evento durante una semana, buscando entre libros
y páginas web, que alimentos, bebidas y pócimas eran las más apropiadas para
alcanzar el fin que anhelaba.
Decidió echar el resto y rascarse
el bolsillo, dado que las recomendaciones culinarias indicaban como alimentos
propicios para abrir el apetito sexual todo tipo de marisco y pescado, entre
ellos, almejas, vieiras, gambas, langostinos, ostras, un bogavante y boquerones
con mucho ajo. Todo ello, regado con un frío vino blanco y culminado con un
postre con mucha canela y champán, francés por supuesto, que para eso es la
tierra del amor, practicando incluso con el idioma, por si era preciso usar la
lengua.
Pero a pesar del gran
preparativo, las velas, la música suave e insinuante a media luz, una mesa
perfectamente decorada con rosas y una indumentaria apropiadamente elegante a
la par que informal, unida a su higiene personal, Phiero Premium y la inclusión de una depilación integral que
le hizo llorar como un niño, tenía la sensación de que debía ir más lejos.
Recordando los ancestrales filtros de amor, pócimas, bebedizos y afrodisiacos
usados en la antigüedad para que cualquier doncella quedara prendada del
caballero que la amaba, encargo por Internet, ciertos ungüentos y sustancia afrodisiacas, que según el prospecto incrementaban el
deseo de la mujer y aumentaban el disfrute sexual de forma exponencial, los
cuales estaba dispuesto a mezclar con el vino y el champán durante la cena.
Seguro de su éxito esperó su
llegada, que se produjo media hora más tarde de lo previsto, tiempo durante el
cual estuvo, a punto de sufrir un ataque de ansiedad que trató de mitigar
disfrutando de un copa de vino mientras dudaba entre Vimax y Vigrx plus ( el Prosolution, no se lo
había tomado por la mañana y era demasiado eventual como para pensar en Size Gain Plus). Estaba preciosa y
muy, muy sexy, lo que le dejó sin palabras; las cuales no fueron precisas
puesto que apenas traspasó la puerta se abalanzó sobre el, le desnudó, le tiró
sobre la mesa y lo hicieron mientras se enfriaban las almejas y se calentaba el
champán. Fue una noche de desenfreno y la elección de YongGang Viagra, un acierto. La cena se la tomamos al día siguiente para
almorzar.
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